Los Sueños de Tito


Notas sobre una lectura espontánea y caprichosa, por Fran López, un prologuista con una tendencia (peligrosa) al uso de paréntesis.

Leer todos los días de semana, durante unos meses, "Los sueños de Tito", fue un ejercicio interesantísimo. Un ejercicio de sorpresa, fantasía y, sobre todo, frescura. Porque si hay una sensación a la que nos remite la lectura de Tito es ,justamente, la frescura. No solo la frescura del mar y las tortitas negras, sino una sensación mucho más íntima, de grata espontaneidad. Importa más bien poco si escribir y dibujar esta historieta (los historietistas –los historietistas como Brian Jánchez- siempre están necesitando un verbo para eso que hacen, que no es ni escribir, ni dibujar) fue un ejercicio en improvisación, o producto del más frío cálculo. Este sueño de Tito logra tomarnos por sorpresa y nunca tener la sensación de control: el lector "ideal" de Tito debería someterse a la historieta, sin nunca pedirle que le revele sus sistemas de lógica interna. Estamos, entonces, por leer un trabajo caprichoso, que genera unas expectativas para resolver otras, que responde a dudas que nunca tuvimos y genera preguntas que nunca responderá. Decíamos unas líneas más arriba (si el lector es atento seguro se acuerda) que los historietistas como Brian no dibujan, tampoco escriben. Y si lo repito es porque creo que lo podríamos pensar en función de esta historieta (y no tal vez de todas): "Los sueños de Tito" como texto aislado de sus dibujos, o como dibujos aislados de su texto, sería (en cualquiera de los dos casos) un capricho estúpido. Pero en la forma que le dio Brian, es un capricho casi mágico. Y estoy bastante convencido: un capricho que se puede gozar es algo de lo más vigorizante que le puede pasar a la historieta contemporánea.

 

Semana Onírica

http://semanaonirica.blogspot.com/

 

Inicio ] Historietas ] Autores ] Revistas ] Historia ] Especiales ] Novedades ] Wallpapers ] Enlaces ]